¿Sabes qué es el verdadero éxito? No es lo que todos se imaginan. Descubre cómo alcanzarlo leyendo este interesante artículo.
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Cuando hablamos de «éxito», éste no siempre está determinado por los logros profesionales, la cantidad de bienes materiales o la influencia que tengas.
El verdadero éxito no es poder, posición ni prestigio; es algo intrínseco y personal, que debería estar guiado por tus propios valores, convicciones y prioridades, y no por el estándar que impone la sociedad o las personas que te rodean.
Y es que el mundo define al éxito como la obtención de poder, o la acumulación de riquezas o fama. Sin embargo, en el Reino de Dios, la persona exitosa es aquella que decide vivir con propósito y aplicar los principios cristianos para el bien de la humanidad y para el honor y la gloria de Dios.
Esa prosperidad que generalmente se asocia con la definición de «éxito» es parte del plan que Dios tiene para ti. Pero no se refiere necesariamente a prosperidad económica, sino, principalmente, a tu vida espiritual.
Estos son algunos versículos bíblicos al respecto:
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. (3 Juan 1:2)
“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente”. (Proverbios 3:1-4)
No hay nada de malo en tener éxito personal, profesional o financiero, pero debes tener cuidado de que tus prioridades estén en orden, y que siempre agradezcas a Dios.
La Biblia nos dice que “la verdadera humildad y el temor del Señor conducen a riquezas, a honor y a una larga vida.” (Proverbios 22: 4).
También, Jesucristo dijo que busquemos primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas vendrán por añadidura (Mateo 6:33).
A los ojos de Dios, la persona exitosa es la que vive dentro del reino y según sus reglas. Todo lo demás debería tener una importancia secundaria.
Según Jesús, el éxito final para el cristiano no se trata de ser reconocido, realizar obras poderosas o alcanzar grandes hazañas, sino tener su nombre escrito en el Libro de la Vida, como puedes leer en Lucas 10:20.
Principalmente, el éxito para nosotros como creyentes debería basarse en la seguridad de nuestra salvación y en saber que tenemos vida eterna; pero más allá de eso, significa aprender y aplicar los principios celestiales aquí en la tierra.
El objetivo principal del hombre es glorificar a Dios y vivir una vida con propósito eterno. Cualquiera que tenga esto como prioridad, puede considerarse verdaderamente exitoso.
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