¿Cómo estás?
Probablemente escuchas esta pregunta constantemente y, como muchos, respondes: “Bien”. Sin embargo, la respuesta más precisa podría ser: “Ocupado”, o tal vez “Ansioso” o “Estresado”. Y es que, hoy en día, todos estamos corriendo de un lado a otro con agendas llenas. ¿Por qué parece que nunca tenemos más tiempo?
A veces, estar ocupado puede sentirse bien, como si te diera una sensación de importancia. Pero recuerda que tu valor no depende de lo que haces, sino de quién eres en Cristo. Fuiste creado a su imagen, y eso es lo que te da verdadero valor.
Las actividades que llenan nuestros días pueden ser buenas: trabajo, amigos, compromisos en la iglesia, y tareas del hogar. Y si tienes hijos, sus clases, deportes y un sinfín de actividades. Todo esto puede consumir cada minuto del día, y parece que todos a tu alrededor también están igual de ocupados.
Pero ¿es necesario estar tan sobrecargado? ¿Vale la pena vivir constantemente estresado, ansioso o incluso enojado?
La clave no está en hacer más, sino en definir tus prioridades y hacer las cosas con propósito. No necesitas abarcar todo. Pregúntate: ¿Por qué estoy eligiendo esto? ¿Es de verdad tan urgente o importante? ¿Realmente lo necesito en esta temporada de mi vida?
Si tu calendario refleja tus valores y prioridades, ¡excelente! Sigue adelante y no dudes en pedir ayuda cuando la necesites. Pero si te das cuenta de que algunas cosas no están alineadas con tu propósito, tal vez es momento de soltarlas.
En lugar de abarcarlo todo, concéntrate en lo que es correcto para ti, lo que se alinea con tus valores y con lo que Dios tiene preparado para ti y tu familia. Esto te traerá más paz y te sentirás menos agobiado.
Recuerda, es difícil ser la persona que Dios quiere que seas si tu agenda no te permite tiempo para Él. Al reducir tus compromisos, puedes encontrar espacio para reflexionar.
Y, cuando dejas espacio en tu agenda, también lo haces en tu corazón para pensar en tu propósito y en cómo Dios te ha llamado a vivir, a medida que desarrollas y profundizas tu relación con Él.
Piensa que no tienes que involucrarte en compromisos solo porque otros lo hacen, o por lo que podrían pensar de ti. La vida pasa por diferentes temporadas, y tal vez algunas actividades simplemente no deberían ser parte de tu momento actual.
¡No tienes que hacerlo todo! Jesús nos invita a descansar en Él, a no cargar con más de lo que podemos llevar y a buscar Su dirección para nuestras vidas. Es tiempo de dejar de vivir en constante ajetreo. Valora lo que más importa y vive según tu propósito.