Tener nuestras prioridades en orden es esencial, especialmente en la temporada de regreso a clases.
Como padres, nuestro objetivo debería ser trabajar intencionalmente para mantener bajos los niveles de estrés de todos en nuestra familia, haciendo lo posible para que en nuestro hogar reinen la paz y la armonía, y que sea un lugar a donde nuestros hijos se sientan felices de regresar cada día después de clases.
Un nuevo año escolar es un nuevo comienzo, y aunque es una época emocionante, también puede llegar a ser estresante. Los niños y jóvenes podrían tener algo de ansiedad al pensar en las nuevas clases, los nuevos maestros, los nuevos amigos y los nuevos desafíos académicos. Y también para los padres podría ser difícil volver a las rutinas del año escolar, además de ayudar a sus hijos a lidiar con sus emociones.
Para ayudarte con esto y más, a continuación te presentamos 10 consejos y sugerencias esenciales para que tus hijos –y tú– experimenten un exitoso año escolar.
Empecemos con lo más importante: ¡anima a tus hijos a tener un tiempo devocional todos los días! Tener un tiempo diario con Dios es una excelente manera de refrescar tu espíritu en la presencia de Dios.
Al practicar y modelar esta disciplina delante de tus hijos, puedes contribuir en gran medida a establecer un ejemplo que ellos podrán seguir.
En 1 Timoteo 4:8, leemos: “Es verdad que el ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano, pero es mucho mejor esforzarse por confiar cada vez más en Dios, porque nos hace bien aquí en la tierra y también nos servirá cuando vivamos en el cielo. Esto es una verdad que podemos creer, y debemos creer”. (TLA)
A medida que los niños y jóvenes se ven atrapados en todas las demandas de la escuela y otras actividades, es clave que entiendan la verdad de que “si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores” (Salmo 127:1). Además, considera un tiempo devocional familiar regular, y aprovecha las oportunidades que ofrece tu iglesia.
También, te sugerimos que hagas lo posible por orar juntos antes de que salgan de la casa cada mañana, aunque sea brevemente. Esto ayudará a tus hijos a comunicar sus sentimientos y preocupaciones.
Saber que has orado con ellos, y que juntos han orado a Dios y le han entregado ese día, podría marcar la diferencia en sus experiencias en la escuela.
Tus hijos no necesitan un hogar perfecto, pero para prosperar, necesitan un hogar tranquilo. Los niños están en una especie de “batalla” todo el día en la escuela: pelean contra la presión de los compañeros, luchan con su imagen corporal, con las presiones académicas, con los problemas de relación con sus amigos y, algunos, incluso tienen que enfrentar problemas de bullying.
Al volver a casa, ellos necesitan un lugar donde puedan tener paz; donde dejen su equipo de batalla en la puerta, y luego entren a un lugar de refugio donde puedan ser ellos mismos.
Tu hogar debe ser un lugar donde tus hijos se sientan verdaderamente seguros, donde puedan sentirse amados, conocidos y cuidados.
Por lo tanto, aunque haya estrés y conflictos de vez en cuando, haz todo lo posible para no dejar que los asuntos de la vida cotidiana conviertan tu hogar en un ambiente tenso y estresante. Haz de tu hogar un refugio tranquilo y seguro para que puedan escapar de la locura que a veces encuentran en el mundo exterior.
Como adultos podemos tomar la decisión de controlar nuestras reacciones, así que trata de no alterarte con las circunstancias comunes del hogar. Claro que muchos problemas deben abordarse, pero cuando te enojas o te frustras, las reacciones exageradas van a aflorar y los niveles de estrés familiar aumentarán.
Busca calmarte antes de responder a tales situaciones; tu familia te lo agradecerá. Cuando tu hogar esté en paz, es muy probable que a tus hijos les vaya mejor en la escuela.
1 Timoteo 4:8 también es un buen recordatorio para nosotros de que “el ejercicio físico sirve para algo” (Biblia Dios Habla Hoy).
Para mantener a los niños sanos y funcionando al máximo, así como para mantener a raya la ansiedad y la preocupación, debemos asegurarnos de que mantengan un estilo de vida físico equilibrado. Esto significa que necesitan hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente, y comer una dieta saludable.
Asegurarse de que se satisfagan las necesidades físicas de tus hijos requiere tiempo y esfuerzo, pero no es un secreto que los niños y jóvenes tienden a desempeñarse mejor en la escuela, y en todas sus actividades, cuando sus cuerpos están bien cuidados y tienen buena salud.
Dentro de tu familia, tus hijos encuentran las conexiones relacionales importantes que los sostendrán en los buenos tiempos, así como en los malos.
Las relaciones familiares tensas o rotas afectan otras áreas de la vida de tus hijos, así como su rendimiento escolar. Por lo tanto, toma la iniciativa en tu familia para asegurarte de que tus relaciones sean y se mantengan saludables.
Comienza por evaluar si actualmente estás añadiendo paz, armonía, valor y alegría a tu familia; o tal vez estas haciendo lo contrario, como causando estrés, dolor o molestias. Luego, con la ayuda de Dios, haz los cambios necesarios en tu propia vida y modela con el ejemplo para fortalecer esos lazos familiares.
Tener las prioridades en orden es esencial. Por lo tanto, proteger un estilo de vida equilibrado, en términos de programación de actividades, ayudará a que tus hijos tengan un año escolar exitoso.
Trata de ver el cuadro completo: la escuela, las tareas, los deportes, los pasatiempos y las actividades de la iglesia suman una cantidad significativa del tiempo de tus hijos, así que evalúa los efectos que estas diversas actividades tienen en sus vidas.
No tengas miedo a decir “no” a invitaciones o proyectos para proteger tus compromisos más importantes. ¡Ayuda a tus hijos a aprender que nadie puede hacerlo todo! Y mantente atento a los indicadores de estrés que pueden emerger. Si tus hijos empiezan a mostrar ansiedad o desinterés, asegúrate de reevaluar sus horarios.
Sin duda, el trabajo escolar de tus hijos es muy importante; por ello, es aconsejable tomar un papel activo en el control regular de su progreso académico.
No solo busques un buen resultado final (las calificaciones), sino vigila que estén aprendiendo hábitos de estudio disciplinados; por ejemplo, asegúrate si están entregando las tareas a tiempo, y averigua cuáles son las áreas que podrían necesitar ayuda adicional.
Sin embargo, no olvides que, como padres, ¡también necesitamos mantener el equilibrio en esta área! Son muchos los padres que vigilan a sus hijos constantemente, para asegurarse de que cada tarea se complete a la perfección, a tiempo y correctamente. Esto podría jugar en contra, obstaculizando el desarrollo de nuestros hijos hacia la edad adulta independiente, pues los niños necesitan aprender a ser responsables en cada área de sus vidas.
Muchos padres extraen su propio valor en base a los logros de sus hijos en la escuela, y algunos, incluso hacen la tarea por sus hijos. Simplemente di “no” a este tipo de comportamiento y enfócate en apoyar a tus hijos para que logren el éxito ellos mismos.
Son muchas las maneras en las que podemos infundir ánimo a nuestros hijos. Por ejemplo, puedes esconder una nota escrita a mano en sus loncheras, o agregar un pequeño juguete o un dulce. ¡Esto los hará sonreír! Será un recordatorio de que son amados, y podrá hacer que ese día se sienta especial para ellos.
Mientras les muestras que realmente te preocupas por su vida escolar, asegúrate de recordarles que todos cometemos errores, y anímalos cuando hayan tenido un mal día. Y, aunque debes tomar en serio la educación de tus hijos, no seas tú la causa de que sientan que siempre deben ser perfectos.
Algunos niños realmente tienen dificultades para aprobar sus materias, y puede ser difícil que se sientan bien consigo mismos cuando tienen que trabajar más que los demás para cumplir con sus tareas. Si este es el caso de tu hijo, muéstrale siempre tu apoyo y hazle ver que valoras su esfuerzo.
Si tu hijo o hija repentinamente está constantemente atrasado con sus tareas o asignaciones en la escuela, tiene malas notas, o parece estar mostrando un cambio de personalidad, averigua el porqué.
A veces las víctimas de intimidación o bullying, o los niños o jóvenes que están luchando con otros problemas, tienen miedo de hablar sobre ellos.
En vez de empeorar la situación con una reacción negativa, la mejor manera de averiguar cómo le va a tus hijos en la escuela, si no te lo dicen ellos mismos, es reunirte con sus maestros.
La escuela es una parte importante del desarrollo de tus hijos y, como padres de familia, puede ser difícil confiar su bienestar a otras personas durante el día. Sin embargo, tener una actitud positiva sobre la educación y el entorno de aprendizaje es clave.
Si no estás contento o cómodo con las cosas que suceden, no armes un escándalo o abordes esos problemas frente a tu hijo; maneja las cosas con educación y cortesía conversando con sus maestros o tutores, y trata de encontrar la mejor solución.
Ningún joven está exento de enfrentar dificultades asociadas con la escuela, aunque solo sean ocasionales. Algunas de ellas son solo momentos breves, mientras que otras son como “temporadas”. La forma en que responden a esos tiempos difíciles es un factor clave que podría determinar si la ansiedad causará, o no, estragos en sus vidas. Además, esa ansiedad pronto puede comenzar a afectar su rendimiento escolar.
Las personas que disfrutan del más alto nivel de satisfacción en la vida son aquellas que pueden mantenerse flexibles cuando vienen los tiempos difíciles, y que terminan de pie cuando esos tiempos han pasado.
Enfrentar las dificultades con fe y valentía; levantarse cuando se caen y sacudirse el polvo; trabajar para resolver sus problemas constructivamente y seguir adelante; todas estas cosas constituyen lecciones de vida importantes. Entonces, enseña a tus hijos a no rendirse y a aprender de los golpes que trae la vida. ¡Te lo agradecerán en los años venideros!
Tener un tiempo específico que tus hijos puedan esperar con ansias cada semana para hacer algo divertido, puede realmente mantenerlos emocionados para enfrentar una nueva semana.
Podría ser algo simple, como ver una película, ir a comer a su restaurante favorito, jugar algún juego en familia, o simplemente salir al aire libre para disfrutar de un pic-nic, pasear o andar en bicicleta.
Es probable que tu horario esté repleto, pero tomar una hora de una noche fija cada semana para pasar tiempo con tus hijos, también te ayudará a sentirte más conectado con sus experiencias en la escuela.
En conclusión: las mamás y papás de los niños que regresan a la escuela, que primero encomiendan su camino al Señor y son diligentes y sabios para hacer su parte, pueden asegurar un año escolar lleno de caras sonrientes y semestres exitosos.
Ahora, ¿cuáles son algunos de tus propios consejos para el mejor regreso a clases?