¿Sabes de qué se trata la “Prueba del Triple Filtro” y por qué deberías aprender a aplicarla en tu vida? Descúbrelo leyendo esta breve e interesante historia.
Cuentan que en la antigua Grecia, el filósofo Sócrates (quien fue famoso por su sabiduría y conocido por el gran respeto que profesaba a todos), se encontró un día con uno de sus antiguos discípulos. Mientras caminaban hacia la ciudad, el hombre le dijo:
—¿Sabe, maestro? Escuché algo acerca de uno de sus amigos. Resulta que…
—Espera un minuto —replicó Sócrates—. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras una pequeña prueba. Yo la llamo: “La Prueba del Triple Filtro”.
—¿Triple filtro?
—Correcto —continuó Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. El primer filtro es la verdad. ¿Estás totalmente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
—No —dijo el hombre—, solo escuché sobre eso y…
—Bien —dijo Sócrates—. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Lo que vas a decirme de mi amigo es algo bueno?
—No, por el contrario…
—Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero ni siquiera estás seguro de que sea cierto. Pero tal vez podría querer escucharlo, porque queda un último filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
—No, la verdad es que no.
—Bien —concluyó el filósofo—. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni es bueno, ni es útil ¿Entonces para qué querría saberlo?
Te sugerimos que tomes en cuenta esta historia y apliques ese “triple filtro” antes de repetir o escuchar algo que tenga que ver con los demás. Recuerda que «el que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias» (Prov.21:23).
Para concluir, te compartimos uno de esos versículos que deberían ser parte de nuestro diario caminar. Se encuentra en Salmos 19:14. Tal vez deberías memorizarlo y repetirlo cada mañana, en la noche antes de dormir, o en cualquier momento que lo necesites:
«Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean de tu agrado,
oh Señor, mi roca y mi redentor».
Esperamos que esta oración también se haga realidad en tu vida.
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