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El poder de los amigos

Todos atravesamos situaciones difíciles en algún momento de nuestra vida, y en esos momentos, tener a alguien en quien confiar puede hacer una gran diferencia

Sabemos que Dios nos ama y se preocupa por nosotros, que podemos hablar con Él a través de la oración, y también que es importante encontrar apoyo profesional o espiritual si estamos lidiando con situaciones mentales complejas, como la ansiedad o depresión

Sin embargo, además de tu familia, o cuando esta se convierte en parte del problema, la ayuda más cercana, duradera y constante la puedes encontrar en quienes te conocen mejor: tus amigos. La amistad genuina es el remedio seguro para aliviar cualquier pena. 

¿Amigos o amistades?

Existen viejas amistades de infancia y juventud con quienes tal vez mantienes el contacto, y otras nuevas que van llegando a medida que pasa el tiempo y tus circunstancias cambian. “Sé cortés con todos, pero íntimo con pocos; y prueba bien a esos pocos antes de entregarles tu completa confianza”, decía George Washington. 

Las amistades podrían ser muchas, pero los amigos deben ser pocos. Ten cuidado a quién le abres tu interior. «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida», expresa un sabio proverbio (Proverbios 4:23). 

La amistad genuina

Los amigos verdaderos son aquellos que saben cómo eres y, aún así, te aceptan con virtudes y defectos.
Quienes se ríen con tus alegrías y sienten tus tristezas.
Quienes celebran tus triunfos sin envidia y quieren lo mejor para tu vida.
Quienes respetan tu privacidad, pero están a la orden cuando los necesitas.
Quienes aún te recuerdan con cariño pese al tiempo y a la distancia.
Quienes te ayudan sin esperar nada a cambio, y no te echan en cara lo que hicieron por ti.
Quienes no dudan en decirte las cosas tal como son, aunque a veces resulte difícil.

Quienes pueden pasar horas simplemente escuchándote y, con un simple abrazo, tienen el poder de consolar tu corazón.

En otras palabras, los amigos son la familia que sí podemos elegir.

“En todo tiempo ama el amigo y es como hermano en tiempo de angustia”, dice un conocido proverbio (Prov. 17:17), y otro afirma que hay amigos que son más unidos que un hermano (Prov. 18:24). Esa es una realidad que tú también puedes comprobar.

Una calle de dos vías

¿Tienes amigos en quienes puedas confiar? No hace falta tener muchos; en este caso, es calidad y no cantidad. Aunque puedas tener muchos conocidos y contactos, los amigos de verdad se deberían contar con los dedos de una mano. 

De la misma manera que al tirar una piedra en el agua se forman círculos concéntricos, así debería ser con quienes te rodean: el círculo más íntimo, el que está más cercano a la piedra, es el más pequeño. 

Y también es bueno reflexionar: ¿Eres un buen amigo? La amistad es una calle de dos vías; lo que esperas recibir, también debes estar dispuesto a dar. Como dice la Biblia en Proverbios 27:17 (TLA): “Para afilar el hierro, la lima; para ser mejor persona, el amigo“.

Recuerda que compartir las cargas hace que sean más livianas. En los momentos difíciles, los verdaderos amigos pueden ser esa fuerza que te impulsa a seguir adelante.

 

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