“Amazing Grace” celebra su 251 aniversario el 1 de enero del 2024. Te contamos la impactarnte historia detrás de uno de los himnos más famosos del mundo y de su autor, John Newton.
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Uno de los himnos tradicionales más reconocidos es sin duda “Amazing Grace”, que se conoce en español como “Sublime Gracia”. Esta canción, que a lo largo del tiempo ha sido traducida a decenas de idiomas, se ha escuchado, cantado e interpretado por más de dos siglos, tocando el corazón de millones de personas a través de un profundo mensaje de la misericordia de Dios.
Según el escritor e historiador Daniel Johnson, este himno ha trascendido por sobre otros -que quizás sean musicalmente más complejos- por su conexión con la experiencia humana, y por dar a las personas las palabras que necesitaban.
Johnson piensa que hay dos cosas que esta composición logra hacer de una manera brillante:
«Primero, el himno unifica a las personas. La verdad de sus palabras resuena a través de las fronteras del tiempo y la cultura. Y segundo, el himno le permite al cantante contar su propia historia. Amazing Grace ha resistido la prueba del tiempo porque tú y yo podemos encontrar un lenguaje que expresa nuestra experiencia de vida y fe», escribió en Christianity Today.
Y es que detrás de este himno tan profundo existe una historia igual de impactante, y es la de John Newton, un clérigo evangélico anglicano, quien en su juventud fue un traficante de esclavos, pero que después dedicó su vida a proclamar la gracia de Dios y a promover el abolicionismo.
Tras perder a su madre muy joven, Newton se unió a su padre para dedicarse al tráfico de esclavos, algo “moralmente repugnante” incluso para sus colegas, lo que culminó en que fuera abandonado en África Occidental.
«Yo mismo era, en efecto, un cautivo y un esclavo», expresó Newton sobre su propia condición espiritual en el libro Thoughts upon the African slave trade (Reflexiones sobre la trata de esclavos africanos).
Tras ser rescatado, tuvo un encuentro transformador al pasar por una terrible tormenta en el barco donde se encontraba. Fue allí donde, según cuenta, corrió a los pies de Dios, según había aprendido de su madre. A partir de ese momento, su fe continuó creciendo hasta convertirse en ministro. Un tiempo después conoció a William Cowper, un poeta y escritor inglés, con quien comenzaría a escribir himnos.
Según narra la historia, era costumbre de Newton escribir canciones para cantarlas luego de sus sermones. Fue en enero de 1773 que escribió “Revisión y expectativa de la fe”, basada en una prédica sobre 1 Crónicas 17:16-17. Este himno luego se llamaría “Sublime Gracia” o “Amazing Grace” en inglés.
«El himno dio voz al agradecimiento del rey David por la gracia de Dios, en la promesa del pacto de un reino que perduraría a través de todas las generaciones. En seis versos, la historia de la gracia pasa de la conversión a la providencia, a la esperanza de paz, mientras pasa por el velo de la muerte», explica Johnson, diciendo: «hubo suficiente gracia en Cristo para guiar a David, a Newton y a todos nosotros hasta ahora».
Fue precisamente esa gracia de Dios que experimentó Newton lo que lo llevó a desear que muchos fueran alcanzados por la misma misericordia, y a plasmarla en el icónico himno. Newton escribió que «necesitamos la gracia irresistible soberana para salvarnos… no podemos velar, a menos que Él vele con nosotros; no podemos luchar, a menos que Él luche con nosotros; no podemos estar de pie un momento, a menos que Él nos sostenga».
A través de los años, esta canción ha sufrido varias transformaciones conforme fue cruzando de frontera a frontera. Christianity Today explica algunas de ellas dentro de los Estados Unidos.
Entre varias otras modificaciones contemporáneas, la publicación explica que os cristianos negros tomaron la canción e hicieron su propio estilo. Las dos primeras grabaciones de gospel se realizaron en la ciudad de Nueva York en 1926 por el reverendo HR Tomlin y el reverendo JM Gates.
La versión gospel definitiva fue grabada en 1947 por Mahalia Jackson con Apollo Records. Ella canta solo el primer verso en una interpretación casi a capella, con un escaso acompañamiento de órgano.
Cuando más tarde se unió al movimiento de derechos civiles, Mahalia Jackson se presentó regularmente junto a Martin Luther King Jr. Cantó este himno en Selma, en la Marcha de Washington, y posteriormente en el funeral de King. Su versión de “Amazing Grace” trajo una nueva vida a la historia de este himno.
Pensando en este inmortal himno, Daniel Johnson reflexiona finalmente, diciendo:
«El pacto que Dios hizo en 1 Crónicas 17 fue un pacto que sobreviviría a David. Es un pacto finalmente cumplido en el reino eterno de Cristo. Cuando hayamos estado allí diez mil años, como dice el verso final de este himno, apenas habremos comenzado. Cada uno de los que cantamos esta canción, seamos o no conscientes de las intenciones originales de Newton, podemos hacer nuestras esas palabras».
«Durante 250 años, el himno ha consolado, convertido, desafiado y alentado a quienes lo cantan. Sospecho que seguirá haciéndolo durante, por lo menos, otros 250», concluye el escritor.