El famoso novelista y pensador ruso, León Tolstoi, dijo: «Todos quieren cambiar al mundo, pero el verdadero cambio en el mundo comienza con el cambio interior de cada persona».
Esta es una verdad que, en la Biblia, el apóstol Pablo nos exhorta a realizar a través de una renovación de nuestra manera de pensar: Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto. (Romanos 12:2, NBLA).
Esta instrucción nos revela que la vida cristiana no se trata solo de una creencia superficial, sino de una transformación interior que necesariamente afectará cada área de nuestra existencia.
La palabra “transformarse” proviene del griego metamorfoo, de donde se extrae el concepto de “metamorfosis”, un cambio profundo y esencial, como el de una oruga que se convierte en mariposa.
De manera similar, cada creyente es llamado a dejar atrás la vieja manera de pensar y de vivir, para poder entrar en la plenitud de la nueva vida en Cristo.
He aquí tres pasos para lograrlo:
El mundo establece patrones de pensamiento, valores y prioridades que muchas veces están en oposición a los de Dios. Adaptarse al mundo es adoptar esas formas de pensar egoístas y dañinas sin discernirlas. Sin embargo, nuestro llamado es vivir con una conducta superior, como ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20).
La transformación interior comienza en la mente. El cambio de manera de pensar cambia la manera de vivir. Y lo hacemos a través de la lectura y meditación de la Palabra de Dios y la oración, lo cual permite que nuestros pensamientos sean alineados a los de Cristo (1 Corintios 2:16).
Una mente renovada nos capacita para verificar y experimentar la voluntad de Dios, la cual es siempre buena, aceptable y perfecta. Esto no implica una obligación pesada, sino un hábito libertador que nos conduce a una vida plena, en armonía con Dios y Sus propósitos.
La metamorfosis cristiana no es opcional, sino esencial. Renovar la mente cada día nos permite vencer la presión del mundo, vivir en libertad y reflejar el carácter de Cristo. De esta forma, como “mariposas espirituales”, mostramos al mundo la belleza de una vida transformada por el poder de Dios.
Hoy podría marcar un nuevo comienzo en tu vida.
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