Vivimos en una época donde la ansiedad parece haberse vuelto parte de nuestra vida diaria. Hay días en los que el miedo, la incertidumbre y la preocupación nos abruman más de lo que quisiéramos admitir. Pero hay una promesa que nos invita a soltar esa carga, a respirar profundo y encontrar una paz real.
En Filipenses 4:6-7, la Palabra de Dios nos dice:
Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
¿Paz que sobrepasa el entendimiento? Eso suena bien, ¿cierto? Pero… ¿qué significa realmente?
Tal vez escuchaste la palabra “shalom”; es la palabra hebrea más familiar que se traduce como “paz”. La palabra “eirene” es la versión griega, tal vez menos conocida.
Pero, en la Biblia, no se refiere solo a la ausencia de conflictos, o simplemente a encontrar plenitud, armonía, equilibrio o propósito. Habla de algo más profundo: Es la calma que llega no porque todo está perfecto, sino porque, aun en el caos, sabes que no estás solo y que Dios está en control.
Pero para poder experimentar la paz de Dios, es importante que encuentres la paz con Dios.
Hay reconciliación, perdón, y esperanza gracias a Jesús. La decisión de seguirlo podrá acercarte a experimentar Su paz; esa seguridad y tranquilidad interna que sentimos cuando confiamos en Él. No se trata de ignorar los problemas, sino de enfrentarlos sabiendo que estamos en buenas manos.
Jesús lo dijo de manera muy clara: “La paz les dejo, Mi paz les doy ; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27). No es una paz superficial o momentánea. Es una que calma el corazón, sin importar las circunstancias.
Hoy, detente un momento. Habla con Dios. Entrégale tus cargas. Y déjate envolver por esa paz que no siempre se puede explicar… pero que lo cambia todo.
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