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5 ideas para hablar de Dios con tus hijos pequeños

Los planes de vacacionar en algún lugar tranquilo o de simplemente disfrutar de las últimas semanas de verano quedándote en casa ya se convirtieron en realidad para muchos.

Ya sea que tú y tu familia planeen ir a la playa, dar una caminata, salir de paseo en bicicleta, o jugar con agua en el jardín, la naturaleza es el mejor salón de clases para enseñar a los niños pequeños acerca de Dios.

Por eso, a continuación te presentamos cinco simples ideas que te ayudarán a aprovechar ese tiempo de descanso y diversión con tus hijos para conectarlos más con su Creador.

En este caso nos enfocamos en una visita a la playa, pero puedes aplicar estas ideas dondequiera que te encuentres.

1. Pregúntales lo que piensan.

Las preguntas estimulan los pensamientos y nos ayudan a definir lo que creemos. Puedes ayudar a que tus hijos aprendan más sobre Dios simplemente preguntándoles qué piensan acerca de Él o de las cosas que los rodean. Por ejemplo: ¿Por qué crees que Dios hizo el mar? ¿Cuán grande crees que es el océano? ¿Qué piensas que se esconde en lo profundo del agua?

A veces sus respuestas podrían ser divertidas o sin sentido, pero no te preocupes por corregirlos o insistir en que te den una respuesta “correcta”. Simplemente guíalos y comparte verdades importantes sobre la grandeza de Dios y la belleza de su creación de una manera que ellos puedan entender.

2. Fíjate en los detalles

Si sales a caminar por la playa, existe una gran cantidad de detalles que seguramente llamarán la atención de tus niños. Aprovéchalos para crear otras preguntas, como: ¿Te imaginas la increíble variedad de aves, peces, plantas e insectos que existen? ¿Crees que es posible encontrar dos conchitas marinas que sean exactamente iguales?

La creatividad infinita de Dios está en plena exhibición en la playa, y la hizo para que todos la disfrutáramos. Excava en la arena, crea castillos, estudia insectos, compara conchitas, siente las algas marinas… Habla de los detalles y agradece a Dios con tus hijos por poder experimentarlos.

3. Juega a: “¿Me pregunto…?”

Usa la curiosidad natural de tus niños y ejercita la tuya jugando a: “¿Me pregunto…?” en una variedad de situaciones que te ayudarán a conectar la vida de tus hijos con Dios.

Por ejemplo, puedes hablar sobre lo que Jesús probablemente hacía cuando era un niño, diciéndoles cosas como: “¿Me pregunto si a Jesús le gustaba ir a la playa, como a ti?” o “¿Me pregunto si a Jesús le gustaba pescar o ir de paseo en un barco?”. Deja pausas para que tus hijos también se pregunten lo mismo o te respondan. Para que se identifiquen aún más, podrías también decir algo como: “¿Tú crees que estás haciendo el mismo tipo de cosas para divertirte que hizo Jesús cuando era un niño como tú?”.

4. Comparte lo que sabes

Una estrategia simple para compartir información es comenzar con la frase: “¿sabías que…?”. Generalmente, esto les llamará la atención y atraerá su curiosidad. Puedes decir algo como: ¿Sabías que Dios está en todas partes a la vez? ¿Sabías que Dios creó todo lo que ves a tu alrededor? ¿Sabías que si Dios cuida de las aves, también cuidará siempre de ti?

Esta es una oportunidad para que tus hijos también participen y hagan sus propias preguntas de “¿sabías que…?”. Convierte este tiempo en un juego divertido. Seguramente que su ingenio te sorprenderá.

5. Comienza una ronda de: “¡Eso lo hizo Dios!”

Elije un momento casual, como sentarse en una silla o una toalla y observar las olas del océano, para comenzar una ronda de este divertido pasatiempo. Es muy simple: solo debes hacer una pregunta de algo que veas alrededor, y tus niños deben responder con la frase: “¡Eso lo hizo Dios!”.

Puedes empezar diciendo algo como: “¿Ves el sol en el horizonte? o ¿Ves las gaviotas volando? Entonces, pide a tus niños que respondan en voz alta con la frase “¡Eso lo hizo Dios!”. También, puedes pedirles que continúen el juego con sus propias ideas.

Es posible que necesiten que les ayudes, diciendo: “¿Qué más crees que hizo Dios?”. Por supuesto, las posibilidades son infinitas y a veces divertidas.

 

¡Disfruta de este tiempo!

Ten en cuenta que, a través de estos simples juegos y actividades, estás haciendo que Dios sea una parte natural del mundo de tus niños pequeños. El tiempo vuela y tal vez pronto ellos no te presten tanta atención.

No solo estarás aprovechando momentos que enriquecerán sus vidas y los ayudarán a desarrollar una relación personal con el Señor, sino que también estarás creando memorias familiares que permanecerán por siempre en tu corazón.


Adaptado de: 5 Ways to Teach Kids at the Beach About God | CBN.com

 

 

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