El matrimonio es una bendición preciosa de Dios. Es un voto sagrado entre un hombre y una mujer al unirse como uno en Su presencia.
En un buen matrimonio, el esposo y la esposa deben estar comprometidos e intencionales en sus esfuerzos por amarse bien. Por eso, queremos compartir contigo diez importantes consejos, apoyados por versículos bíblicos, que nos dan una buena idea sobre cómo tener un matrimonio feliz.
1. Perdona de corazón y nunca eches en cara los errores del pasado.
No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados (Lucas 6:37).
2. Ten tus prioridades correctas: aunque descuides otras cosas, nunca se descuiden el uno al otro.
O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? (Marcos 8:36).
3. Nunca te vayas a dormir enojado o con una discusión sin resolver.
Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, ni den oportunidad al diablo (Efesios 4:26-27).
4. Al menos una vez al día, trata de decir algo que alegre el corazón de tu cónyuge.
La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella quebranta el espíritu (Proverbios 15:4).
5. Siempre saluda o despídete de tu esposo(a) con cariño y afecto.
¡Que me bese con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino (Cantar de Cantares 1:2).
6. Enfrenten los retos y agradezcan por las bendiciones juntos, ya sea en la prosperidad o en la adversidad.
Mejor es un plato de legumbres donde hay amor, que buey engordado con odio (Proverbios 15:17).
7. No trates de salirte siempre con la tuya; sacrifica algunas cosas por el bien de tu pareja.
No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. (Proverbios 3:27).
8. Aunque exista amor, eventualmente también existirán problemas. Aprende a pedir perdón y a perdonar.
Aun si te hace algo malo siete veces en un día y viene siete veces y te dice: “Lo lamento, perdóname”, perdónalo (Lucas 17: 4).
9. Nunca uses la fe, la Biblia o a Dios como un arma contra tu cónyuge.
Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él (Juan 3:17).
10. Deja que el amor sea tu guía.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido (1 Corintios 13:4-5).
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