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Renueva tu mente y transforma tu vida

Cuando conocemos a Cristo y dejamos que Su amor transforme nuestra vida, también debemos experimentar un cambio radical en nuestra forma de pensar.

El pastor y teólogo James Montgomery Boice dijo alguna vez que «la verdadera transformación ocurre por la renovación de nuestra mente, y la manera que nuestra mente se renueva es a través del estudio de la renovadora y siempre viva palabra de Dios». Lee más a continuación.

Alumbrando el camino

Uno de los personajes más reconocidos en la historia de la defensa de los derechos civiles en Estados Unidos es el Dr. Martin Luther King Jr., el hombre más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz. Con su liderazgo, esfuerzo y sacrificio, este pastor bautista ayudó a transformar la historia de un país que se encontraba sumido en la oscuridad de la discriminación racial, pese a que la esclavitud ya había sido abolida.

Sus apasionantes mensajes y su confrontación pacifista, inspirada principalmente en sus convicciones cristianas y en la vida de Jesús, encendieron una antorcha que iluminó el camino hacia la igualdad y dignidad para millones de personas de raza negra. Finalmente, esas convicciones le costaron su propia vida, cuando fue asesinado en el balcón del hotel donde se hospedaba.

El campo de batalla

Entre las muchas historias del doctor Luther King Jr. existe una que llama particularmente la atención.

En su autobiografía él cuenta que, cuando él era un niño, tenía que tomar un autobús público todos los días y cruzar la ciudad de Atlanta para asistir a la escuela.

En esa época existían rígidos patrones de segregación, y a las personas de raza negra no les estaba permitido sentarse donde querían; solamente podían ocupar los asientos del final del vehículo.

Incluso si el autobús estaba atiborrado de pasajeros en la parte posterior y no había ninguna persona de raza blanca presente, los pasajeros de color no podían ocupar los asientos delanteros. Ellos, sin importar su edad o condición de salud, debían permanecer de pie, al lado de los asientos vacíos reservados.

Al recordar ese tiempo, Martin Luther King Jr. escribió: «Cada día, mientras mi cuerpo caminaba el pasillo hasta llegar a la parte de atrás de ese autobús, yo dejaba mi mente en el asiento de la primera fila. Y me decía a mí mismo: “Uno de estos días voy a poner mi cuerpo en el mismo lugar donde está mi mente”».

Con estas palabras, el doctor King presenta una regla de vida esencial: por lo general, nuestro cuerpo termina en el lugar donde está nuestra mente.

El cerebro humano es una de las creaciones más perfectas y complejas, y la mente es la fuente que alimenta nuestras decisiones, pensamientos, sentimientos, deseos y la manera en la cual nos vemos a nosotros mismos. Proverbios 23:7 dice: “como el hombre piensa en su corazón, así es él”.

Por ejemplo, toma en cuenta que cada tentación que llega a nosotros tiene que pasar primero por nuestra mente; se podría decir que nuestros pensamientos son el campo de batalla de nuestra alma. Pero cuando venimos a Cristo, un cambio radical se inicia en nuestra mente y nuestra forma de pensar. Somos transformados por la renovación de nuestros pensamientos.

Metamorfosis y transformación

La palabra griega traducida como “transformación” es “metamorpho“, de la cual obviamente deriva la palabra “metamorfosis”. Cuando dejamos que Dios renueve nuestra mente, experimentamos una metamorfosis interior, de la misma manera que una peluda oruga se convierte en una delicada mariposa.

En el libro de Romanos podemos leer que el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, alienta a los creyentes de esta manera: “No se conformen a este siglo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:2 RVA)

Algunas otras traducciones de ese texto tienen un estilo más contemporáneo y explican mejor aún este importante concepto. En conjunto, afirman que no deberías dejar que el mundo que te rodea te estruje y meta en su molde. Al contrario, deberías permitir que Dios moldee tu mente y te transforme de adentro hacia afuera, para que compruebes que el plan que Él tiene para ti es bueno, cumple todas Sus demandas, y te ayuda a moverte hacia la meta de ser un cristiano realmente maduro.

¿Alguna vez trataste de estrujar, aplastar o apretar algo para que quepa en algún molde que era diferente, o que no le correspondía? Sin duda, no es tarea fácil, y podría inclusive destruir o dañar su forma original o el propósito para el cual fue creado.

Renovando tu mente

Para que tu mente sea transformada debes decidir hacia dónde vas a dejar que se dirijan tus pensamientos. Una de las listas más completas de aquello que debería regir nuestra mente está sin duda en el cuarto capítulo del libro de Filipenses.

Aquí te presentamos dos versiones que son auto explicativas. Esperamos que las leas, las memorices, las recuerdes y las apliques cada día de tu vida.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (RVR 1995)

“Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza”. (NTV)

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